Texto coletivo Curso latino-americano de formação pastoral 2018
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Moisés, Ana Julia, Rafael, Marcos y Marilde[1]
¨Entre la vida y la muerte la vida es más fuerte.
Somos un pueblo que quiere vivir¨[2]
Introducción
La esclavitud moderna en las ciudades es el tema general del curso latinoamericano de formación pastoral (2018) y en esta segunda semana tratamos sobre los desafíos para las pastorales ante esta temática que se presenta, a partir de la clave de la lectura popular de la Biblia.
Dentro de la metodología de la Educación Popular nos fue dada la posibilidad de continuar la reflexión y de sistematizarla colectivamente, reuniendo los apuntes de cada cursista, en un proceso metodológico que prevé la participación de todo el grupo en el registro.
La lectura bíblica trajo la narrativa de las luchas y de las resistencias de los pueblos esclavizados, la denuncia de los profetas sobre la esclavitud y el sufrimiento del pueblo, así como su esperanza en vivir días mejores. Esta forma de lectura nos proporciona una visión social más amplia, contextualizados en la realidad de América Latina y el Caribe.
Los estudios nos propiciaron conocer mejor el tema, con datos espeluznantes sobre las formas de esclavitud moderna y, al mismo tiempo, nos dio fuerzas para continuar la lucha, con coraje para denunciar todo tipo de injusticias sociales, en especial la que se refiere a esclavitud.
La esclavitud en las ciudades es invisibilizada, o sea, la mayoría de las veces pasa por nosotros sin que percibamos el tamaño de las injusticias que se comete contra los grupos más vulnerables en la sociedad: mujeres, niños, personas desempleadas y los / as habitantes en situación de calle. Estas personas son fácilmente victimizadas por los “gatos” – con propuestas de empleo, vivienda y de una vida mejor para él / ella y su familia – y, cuando se dan cuenta ya están siendo esclavizados.
Retomaremos en este texto el tema de la esclavitud, en una breve mirada sobre el tema, una reflexión a partir de los textos bíblicos y, a continuación, los desafíos actuales para las pastorales urbanas ante la situación esclavitud.
La esclavitud moderna en la ciudad
En nuestra sociedad existen injusticias y situaciones de precariedad que algunos quisiéramos cambiar. Y es que valores como la dignidad, la justicia y la solidaridad han quedado en un segundo término, en un contexto económico en que prima la distribución desigual de los recursos, el individualismo y el lucro.
Promover la necesidad de una vida digna requiere acciones que nos comprometan a escuchar los clamores de la realidad, formar y acompañar a los que están en situación de mayor injusticia. Nuestro desafío inmediato es continuar la construcción de un mundo más habitable donde podamos vivir sin ser discriminados ni explotados.
La explotación sigue encontrando víctimas y métodos sofisticados que deben ser desenmascarados. Ser pasivos e indiferentes ante las diversas problemáticas sociales nos enajena totalmente de la realidad. Legitimar todo sistema que destruya física y mentalmente al ser humano nos convierte en cómplices de genocidio. Males sociales como la pobreza extrema, el analfabetismo y la esclavitud no fueron eliminados, hoy se nos presentan con sutilezas de modernidad y siguen arrebatando muchas vidas.
La esclavitud moderna en diferentes ámbitos de la sociedad y los desafíos bíblicos y pastorales fueron temas de profundas reflexiones entre participantes y asesores de este curso. La temática abordada desde los principios éticos y metodológicos de la educación popular, nos condujo en la lógica de la acción y reflexión. Partimos de las prácticas desde diferentes ámbitos de actuación de las iglesias, comunidades eclesiales de bases, comunidades de fe, todos unidos con la convicción que un mundo mejor es posible.
El firme propósito de transformar la caótica situación requiere una militancia activa y contextualizada; no se puede transformar lo que no se conoce. Informar, prevenir y evangelizar, buscando a Dios en el amor a nuestros hermanos y hermanas es el camino para formar una conciencia de lucha por los derechos que pertenecen al pueblo y no a una minoría.
No es tiempo de cosecha; es tiempo de sembrar en tierra que debe ser fertilizada, la nueva evangelización debe coexistir con la época de cambio, hay que comprender las lógicas de nuevos paradigmas en la relación con Dios. El pueblo no necesita solo de la iglesia para vivir la fe, la gente está creando nuevos ritos, cosmogonías que se traduce en una manera personal de sentir, de alcanzar la felicidad. Dios se revela en diferentes formas y es buscado por numerosos, caminos. Para hablar de la realidad hace falta una mirada de fe, antes de ver, juzgar y actuar es necesario la cercanía, el diálogo es imprescindible alimentar la esperanza.
Descubrir cómo y dónde se gesta el reino de Dios requiere rescatar nuestra memoria histórica. Los textos bíblicos nos invitan a conocer la historia de la resistencia a diferentes modelos de exclusión, lo que nos permite constatar que la esclavitud es un fenómeno que existe desde la antigüedad y debe ser conocido como un mal que trasciende fronteras geográficas, materiales y temporales.
Debemos ver la construcción del reino teniendo en cuenta nuestros desafíos como agentes pastorales. Ser fermento y semilla requiere tener una actitud de apertura, proximidad, sentido de cuidar al prójimo y siempre verlo como un sujeto de transformación, como personas que reconocen como su sentido y razón de ser al Dios-Amor, que nos crea a su imagen y semejanza y es origen y sentido de la vida: la que recibimos y construimos libremente. Dios esta donde se genera la vida.
Según análisis de la coyuntura actual de la sociedad, específicamente en lo urbano, es necesario tomar en cuenta el tema de la esclavitud para un trabajo de acción social y pastoral.
Dentro del sistema de esclavitud moderna se debe tomar en cuenta que existen en las ciudades diferentes categorías sociales y culturas, donde se manifiestan las contradicciones y la dicotomía de conceptos se hacen presentes y conviven entre sí, en lo cotidiano de la vida de las personas: tradición-modernidad; globalidad-particularidad, inclusión-exclusión, personalización-despersonalización, lenguaje secular-lenguaje religioso, homogeneidad-pluralidad, cultura urbana-pluriculturalismo.
En los diferentes grupos urbanos, son los adolescentes y jóvenes los que prevalecen entre todos los sectores etarios. Se distinguen por sus maneras de vestir y estilo de vida, como signo de pertenencia a un grupo específico. La complejidad urbana se concibe por una alta gama de sectores humanos en diversos ámbitos, o sea, económico, tecnológico, social y cultural.
Evangelizar en la ciudad
Evangelizar en las ciudades significa insertarse en los medios urbanos, conocer la realidad social de este territorio y cómo viven las personas. Responder pastoralmente a las demandas de la población urbana implica trabajar en el despertar de la conciencia para la participación ciudadana y promover la lucha por los derechos a las políticas públicas de salud, educación etc.
Podemos expresar que nuestra ciudad es una creación humana. Eso significa que somos nosotros quienes promovemos la ciudad y que ella misma nos afecta y nos motiva a ampliar la capacidad creativa que tiene cada uno de sus habitantes para realizar cambios.
Retomar la mística y espiritualidad del área pastoral es de suma urgencia frente a los desafíos que enfrentamos en la realidad actual en este siglo XXI.
La ciudad es un lugar de convivencia (no siempre pacífica) entre diferentes culturas y categorías sociales. Por eso es necesario comprender su estructura y funcionamiento desde la perspectiva de quien ocupa sus territorios. Las grandes metrópolis son como un laboratorio de la cultura contemporánea con su complejidad y su pluralidad, hasta el punto de convertirse en el lugar propio de las grandes manifestaciones sociales, culturales y políticas.
La iglesia en este tiempo de modernidad en el siglo XXI apuesta a un desafío pastoral urbano a partir del contexto de la vida cotidiana de las ciudades.
Es urgente tomar las estrategias de evangelización que tiene como objetivo anunciar el Reino de Dios en las ciudades. Para esto, es necesario conocer el contexto de la ciudad y región donde se sitúa y también los grupos vulnerables: obreros, jóvenes, prostitutas, comerciantes, moradores de la calle y otros sectores.
Nuestra fe va a manifestarse en la ciudad en cada persona, familia, grupo o parroquia, en las alegrías y tristezas, en los anhelos de cada ciudadano, en sus deseos de una mejor calidad de vida. Estamos invitados a mirar la presencia de Dios en cada rostro sufriente de los pobres y oprimidos, en los restos de esperanza, fraternidad y solidaridad.
La esclavitud en el contexto biblico
Durante varias semanas hemos tratado la esclavitud desde diversos aspectos; al leer la Biblia y reflexionar con profundidad, podemos conocer el origen e historia de la misma.
En el primero y segundo testamento se oye el clamor, el grito de las mujeres y el pueblo esclavizados. En el primer testamento hay tres momentos fundamentales: 1. Del éxodo al exilio (Babilonia) donde se manifiesta una servidumbre tributaria; en especie. 2. Del exilio al dominio griego, etapa en que se pasa al tributo monetario, con los persas, con los griegos: el cuerpo se vende. 3. Dominio romano, donde también se manifiesta con mayor fuerza la servidumbre.
En cada etapa hay gritos que son manifestación de resistencia (protesta).
En Génesis 16, 1-16 está el relato que manifiesta la esclavitud de la época en que las mujeres están obligadas a satisfacer a los patrones, poderosos, dominadores. Se trata de Agar, esclava de Saray, esposa de Abram: (v.7) “la encontró el ángel de Yahvé y (v.8) le dijo: Agar, esclava de Saray, De dónde vienes tú y a Dónde vas. (v.9). Ella contestó: vengo huyendo lejos de mi señora Saray. El ángel replico: vuélvete donde tu señora y ponte a sus órdenes con humildad (v.13) Agar invocó así el nombre de Yahvé que le hablaba: ¡Oh Yahvé, tú eres el Dios que ve, el que me ha escuchado en mi aflicción!”.
Dios no quiere la esclavitud. En Agar se concentra una historia de mujeres esclavizadas y, en el tiempo del éxodo, se hace memoria de lo que se vivió en el 1800 a.c para entender lo que sucedía en aquella época. A la luz del pasado se cambia el presente, para mirar al futuro.
Durante la monarquía se acentúa la esclavitud, la servidumbre y se hacen presentes los profetas. En Amos, 8,4 guion 14: ¨A ustedes me dirijo¨, explotadores del pobre, que quisieron hacer desaparecer a los humildes… y (v.6) ustedes juegan con la vida del pobre y del miserable, por algún dinero o por un par de sandalias… (v.7) pero no, pues Yahvé lo cura por su Tierra Santa, que jamás se ha de olvidar de lo que ustedes hacen”.
Miqueas 2,1 dice: “Pobres de ustedes que meditan la injusticia, que toda la noche traman el mal y al amanecer lo ejecutan, cuando está a su alcance…” (v.12): “Te reuniré todo entero, Jacob, te recogeré, resto de Israel”.
Así los profetas van respondiendo a quienes acuden a Yahvet desde el sufrimiento, la servidumbre y despiertan la esperanza.
Isaías anuncia que “Yahvé a fundado a Sion y en ella se refugiaran los pobres de su pueblo”. (Is. 14,32). Más aún, anuncia la respuesta definitiva de Yahvé. En Isaias, 7, 14 leemos: “La virgen está embarazada y da a luz un varón a quién le pone el nombre de Emanuel”. Cuando Mateo, en según testamento, habla del nacimiento de Jesús a través de María, citando a Isaías, lo interpreta a la luz del primer testamento. Se tiene presente la historia popular de servidumbre, la de Moisés y María, liberación de esclavitud.
Cuando Jesús se hace presente en la Sinagoga de Cafarnaúm y lee el párrafo de Is.61, 1-2 dice: “El espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del señor. Jesús, entonces, enrolló el libro, lo devuelve al ayudante y se sienta… Empezó a decirles: Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar”.
Es el Emanuel que viene a anunciar el año de gracia del Señor, a dar cumplimiento a Dt. 25,10 que se refiere al año sabático; dice: “Declararás Santo el año 50 y proclamarás la liberación para todos los habitantes de la tierra. Será para ustedes un año de jubileo. Los que habían tenido que empeñar su propiedad, la recobrarán. Los esclavos regresarán a su familia. Este año 50 será un año de Jubileo. No sembrarás, ni segarás los rebrotes, ni vendimiaras la viña sin cultivar, pues es año jubilar, que será sagrado para ustedes. Comerás de lo que el campo produce por si solo”.
Es la realización de la liberación plena que Jesús encomendó a sus discípulos, porque Dios no quiere que haya servidumbre, ni pobreza. Podemos ver en Dt. 15,4 que “Pues no debe haber pobres en medio de ti mientras Yahvet te de prosperidad…”
La Biblia ha sido inspiración y luz para animar las luchas de los pueblos, antiguos y actuales, en busca de la vida y de la vida con libertad.
DESAFÍOS DE LAS PASTORALES URBANAS
Vivimos en tiempo de mudanza de época y en una época de mudanzas y en este contexto son necesarias nuevas formas y organización de las pastorales.
Las diferentes temáticas en estos días de curso nos amplían la visión sobre la complejidad de la ciudad desde el punto de vista socioeconómico y nos desafían a enfrentarlos a través de la palabra de Dios. Para un efectivo trabajo pastoral en las ciudades debemos insertarnos en la realidad, comprender su lógica y romper fronteras. De modo especial salir del templo y “evangelizar las calles y casas”. Esto exige una conversión personal y de las estructuras parroquiales.
Necesitamos retomar la mística y las espiritualidades presentes en la población, con sus características diversas, de acuerdo con sus culturas y estar atentos a su lenguaje y a los nuevos ritos y símbolos. Es imprescindible ver a las ciudades como un lugar de oportunidad y de convivencias con varias culturas.
Las ciudades nos desafían cotidianamente y en la pluriculturalidad tenemos que cambiar nuestra forma de evangelizar y de actuar en su medio, como una misión comprometida con la construcción del Reino. Creemos que Dios habita en las ciudades en medio del pueblo.
En una ciudad existen otras ciudades invisibles. Es un laboratorio complejo desde el punto de vista de su pluralidad étnica, cultural y religiosa. Necesitamos conocer las realidades para realizar las transformaciones que deseamos. Es necesario un mirar de esperanza, una actitud de aproximación y acompañar de cerca su dinámica. Es urgente superar el miedo a la ciudad y sus problemas, dar nuevas respuestas, con posibilidad de acción a las diferentes preguntas y necesidades.
La esclavitud, en sus nuevas formas, muchas veces invisibles, debe ser contemplada en nuestro trabajo a través de una sensibilización a las personas sobre el tema y la formación de una red de apoyo a las víctimas. Es necesario escuchar, observar, dialogar y promover el conocimiento de los derechos de las personas, colaborar en la regularización de la vida profesional de los trabajadores, en especial de los extranjeros.
La palabra de Dios como señal de esperanza de cambios a nivel personal y colectivo, necesita ser leída en todos los grupos, de modo especial junto a las mujeres, como herramienta de resistencia, pues cargan con el peso y consecuencias de una sociedad patriarcal.
Evangelizar hoy, en esta perspectiva de estar al lado de los más vulnerables, es una tarea que exige paciencia, escucha y acompañamiento, conocer la realidad, insertados en ella. Tenemos que realizar acciones transformadoras, tener conciencia crítica, pensar globalmente y actuar localmente, sin perder el horizonte.
Que nuestra presencia en la ciudad sea como dice Jesús, “fermento en la masa”.
São Paulo, 28 de septiembre de 2018.
[1] Comision organizadora del texto: Ana Julia González Aguilera (Cuba), Alejandro Moisés Condore (Bolívia), Jesus Rafael Ramón Q. Osório (México), Marcos Aparecido de Morais e Ir. Marilde Arenhardt (Brasil).
[2] Frase encontrada en la “Catedral de los moradores de la calle”, en la ciudad de São Paulo (SP).